miércoles, 17 de septiembre de 2014

Russell


 RUSSELL



(Nueva York, 1883-Broomall, 1953) Pintor estadounidense. Integrante del sincronismo, su producción se caracterizó por efectos dinámicos obtenidos con construcciones de formas geométricas coloreadas.

PENSAMIENTO


HOMBRE: 

"El hecho de que una opinión haya estado muy difundida no es prueba alguna de que no sea totalmente absurda; y por cierto, en vista de lo tonta que es la mayoría de la humanidad, una creencia extendida tiene más posibilidades de ser necia que de ser sensata." (Bertrand Russell): La ética cristiana en el matrimonio y la moral.

"El ser humano nace ignorante, no estúpido, se hace estúpido por la educación." - Bertrand Russell

"Hasta donde recuerdo, no hay una sola palabra en las escrituras alabando la inteligencia." (Bertrand Russell)

"Algunos primero morirían antes que pensar, de hecho algunos de vez en cuando lo hacen." -- (Bertrand Russell)

Él pensaba que el ser humano era ignorante por falta de educación y rara vez se tomaba el tiempo para pensar siendo tan inteligente.

MUNDO

La definición más clara que presenta Russell sobre el concepto de materia aparece en su libro Análisis de la materia escrito en 1928, en pleno desarrollo y estudio de la investigación en mecánica cuántica y la teoría de la relatividad. Estas teorías están implicadas en el estudio de Russell en lo que significa la materia desde un punto de vista filosófico, para comprobar si esta tiene algo que decir en relación con ella.


La definición del concepto se esboza en la página 447 donde explica “un trozo de materia es una estructura lógica compuesta por acontecimientos”. Esta definición que implica una relación entre la lógica, que en el caso de Russell se presenta en las estructuras matemáticas y axiomáticas como principios abstractos de la física y los acontecimientos en el mismo plano de las percepciones espacio-temporales producidas por las mismas leyes causales, a diferencia del sentido común, que define a la materia como extensión de un objeto por sí mismo separado y con una realidad propia.


Russel parte de la idea de que hay que conformar las leyes axiomáticas de la física, que surgen necesariamente como principios proposicionales de la inducción, con la evidencia de las percepciones como evidencias empíricas. El problema surge porque la diferencia entre el mundo físico abstracto y la percepción conduce a una dificultad de comprender la conexión entre la percepción y las leyes de la física. Parece que la física tiende hacia un idealismo mientras que la percepción como evidencia empírica se acerca a un materialismo. Así, se pregunta Russell si la física como sistema deductivo con unas estructuras lógicas, puede satisfacer la realidad que se supone a las percepciones debido a lo excesivamente abstracto de la física. Russell intenta unir la física con las percepciones con la inclusión de los fenómenos psíquicos sin una separación de ambos campos, como si de una metafísica se tratara incluso dentro los mismos acontecimientos tratados como estructuras lógicas al igual que la física abstracta.


Russell explica que conforme se va avanzando en el estudio de la física, aparece en mayor medida el carácter abstracto de ella. Por ejemplo, al principio de su enseñanza se explican las palancas, poleas, la acción de la gravedad sobre los cuerpos, los choques, etc. Esto implica a una materia muy objetiva tratada dentro de las leyes de la física, pero cuando se habla de electrones, cuantos o bosones, las abstracciones se convierten en algo cotidiano. Si se habla del espacio, del tiempo, de la materia o de la luz, son conceptos que surgen del sentido común dice Russell, pero el espacio que nos parece tan objetivo es dentro de la actual física de la relatividad un concepto ligado al tiempo y por supuesto nada absoluto [1]. Esta noción de espacio no tiene nada que ver con la que proporciona el sentido común debida a las sensaciones de tacto, por ejemplo. Por eso, el físico no especula sobre una concreción, sino más bien intenta aplicar a las hipótesis su estructura abstracta de deducción. Así, vincular la materia a lo extenso es cosa del sentido común, pero el espacio-tiempo se aleja del sentido común y de la experiencia que no sea científica, convirtiéndose en conceptos y coordenadas aproximativas de los eventos naturales.


Russell explica de un modo extenso las diferencias entre el conocimiento inmediato que proporcionan los sentidos del objeto y lo que enseña la física sobre ello. Dice Russell que la luz viaja hasta el ojo, por supuesto como fotones pero al llegar allí hay un complicado proceso fisiológico hasta llegar al cerebro, en que existe una interpretación de la visión, lo que atañe al psicólogo. El físico propone la última palabra sobre el carácter físico de la luz, desechando la noción del sentido común de la visión. Es decir, en la vista de un objeto externo, que para el sentido común es separable y externo al observador, existe la implicación de un proceso fisiológico, psicológico y físico que interpreta la objetividad, desde un punto de vista más coherente e integrado en esa cadena epistemológica. Entonces Russell esboza la primera pregunta sobre cómo debería de entenderse la materia en la física moderna. Con respecto al sentido común, la materia es la causa de las sensaciones, pero en física teórica la unidad material desde que Minkowski expuso su espacio o líneas del universo, esa unidad de materia son series de acontecimientos. Los electrones pertenecen a esa serie de acontecimientos que se mueven y puede que incluso uno de ellos dé lugar a dos acontecimientos distintos.


El concepto físico de la materia Russel lo vincula a la teoría de la relatividad del espacio-tiempo con las medidas de la unidad material que se refleja en la formulación de los tensores propuestas por Eddington. El tensor propuesto tiene la facultad de conservación al igual que la materia y con sus propiedades abstractas medibles de masa, momento, fuerza suficiente para los fenómenos mecánicos. Desde este punto de vista, el tensor es sinónimo del concepto de materia dentro del sentido común en cuanto mantiene las mismas propiedades que considera este en el objeto. En la formulación del tensor dentro de la teoría de la relatividad el concepto de espacio tiempo de la materia equivale a un geometría curva, llamado más bien tensor de energía-impulso. Sabiendo que en la teoría de la relatividad la energía es igual a la masa por la velocidad de la luz al cuadrado, el tensor es la geometría que ofrecería la materia en caso de que fuera medida dentro de una cantidad tensorial. El problema es que los vectores curvados dentro del cálculo tensorial a los que pertenecen los vectores de energía-momento son muy difíciles de medir. Por tanto, el carácter sumamente abstracto de la física dentro del cálculo tensorial como materia del espacio-tiempo, según, Russell lo que produce es una fractura mayor entre el sentido común, preguntándose si la abstracción abismal de las complejas derivadas e integrales que revelan el cálculo tensorial se relaciona con la experiencia que tenemos de la materia. Claro que esta experiencia es la del sentido común al que Russell no le otorga mucho crédito.

DIOS:

Se puede pensar que voy demasiado lejos cuando digo que aún sigue siendo así. Yo no lo creo. Basta un ejemplo. Serán más indulgentes conmigo si lo menciono. No es un hecho agradable, pero las iglesias le obligan a uno a mencionar hechos que no son agradables. [Supongamos que en el mundo actual una joven sin experiencia se casa con un sifilítico; en tal caso, la Iglesia Católica dice; «Este es un sacramento indisoluble. Hay que estar juntos durante toda la vida.» Y la mujer no puede dar ningún paso para no traer al mundo hijos' sifilíticos. Eso es lo que dice la Iglesia Católica. Yo digo que ésa es una diabólica crueldad, y nadie cuya compasión natural no haya sido alterada por el dogma, o cuya naturaleza moral no sea absolutamente insensible al sufrimiento, puede mantener que es bueno y conveniente que continúe ese estado de cosas.

Este no es más que un ejemplo. Hay muchos modos por los cuales, en el momento actual, la Iglesia, por su insistencia en lo que ha decidido en llamar moralidad, inflige a la gente toda clase de sufrimientos inmerecidos e innecesarios. Y claro está, como es sabido, en su mayor parte se opone al progreso y al perfeccionamiento en todos los medios de disminuir el sufrimiento del mundo, porque ha decidido llamar moralidad a ciertas estrechas reglas de conducta que no tienen nada que ver con la felicidad humana; y cuando se dice que se debe hacer esto o lo otro, porque contribuye a la dicha humana, estima que es algo completamente extraño al asunto. « ¿Qué tiene que ver con la moral la felicidad humana? El objeto de la moral no es hacer feliz a la gente.»

CONOCIMIENTO: 

El entusiasmo con el que Russell buscó durante su vida la verdad es una de las características generales de su filosofía. Desde un primer momento el conocimiento científico se convirtió en el modelo a seguir, ocupando las matemáticas un lugar especial, en tanto que suelen considerarse como una ciencia demostrativa e infalible. Sus primeros contactos con la geometría aparecen relatados por el propio Russell en su Autobiografía:

“Con ocho años empecé a leer a Euclides, con mi hermano como tutor. Este fue uno de los grandes sucesos de mi vida, tan deslumbrante como el primer amor. Nunca hubiera imaginado que existiera algo tan delicioso en el mundo. Después de aprender la quinta proposición, mi hermano me dijo que normalmente se consideraba algo difícil, pero yo no había encontrado ninguna dificultad. Esta fue la primera vez que caí en la cuenta de que quizás podría tener cierta inteligencia. Desde este momento hasta que Whitehead y yo publicamos Principia Matemática, a la edad de 38 años, las matemáticas fueron mi principal interés y la principal fuente de felicidad. Como toda felicidad no era, sin embargo, completa. Me habían dicho que Euclides demostraba las cosas, y me decepcioné al comprobar que empezaba con axiomas. Al principio rechazaba aceptarlos a no ser que mi hermano pudiera ofrecerme alguna razón para hacerlo, pero él decía: “Si no los aceptas, no podemos continuar”, y como yo quería continuar, les admitía a regañadientes pro tem [temporalmente]. La duda respecto a las premisas de las matemáticas que sentía en aquel momento permaneció conmigo y determinó el curso de mi trabajo posterior.”


Esta preocupación por el conocimiento humano es la que llevaría a Russell a colaborar con Whitehead en la elaboración de Principia Matemática. Esta obra se incluye dentro de lo que en filosofía de las matemáticas se denomina programa laicista: su objetivo último es fundamentar la matemática en la lógica, tratando de establecer las condiciones para un lenguaje lógicamente perfecto, en el que la ambigüedad y el error no tuvieran cabida. Así esta concepción de las matemáticas va asociada a una visión muy particular del lenguaje y del conocimiento humano, en el que la ciencia ocupa un lugar preponderante. La obra de Russell y Whitehead es extensísima y exigió a ambos autores una plena dedicación durante varios años. En este contexto marcado por la preocupación por la verdad, las matemáticas y el lenguaje, Russell escribe otro de sus libros, dedicado al conocimiento humano. Se trata de Los problemas de la filosofía, un texto de carácter divulgativo en el que Russell aborda las cuestiones esenciales de la teoría del conocimiento.

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